martes, 28 de enero de 2014

CONGRESO POPULAR

Mi generación y todas las que le siguen no han vivido en un país que no esté en permanente crisis. Desde 1982 a la fecha, 20 millones de paisanos han tenido que abandonar su tierra para alquilar su fuerza de trabajo en el país vecino del norte.  Ese es el triunfo del neoliberalismo económico y la derrota de la inexistente mano invisible de Smith. 

Los mismos medios masivos de comunicación que se escandalizan por los cientos  de cubanos que se lanzaron en la crisis de los noventas a la mar para llegar a La Florida silencian la vergüenza que significan los millones de mexicanos que se lanzan al desierto para buscar allende las fronteras la dignidad que, en esta tierra que es suya, les es negada. Los medios masivos de (des)información son una herramienta más del sistema neoliberal.  

“La soberanía reside esencial y originalmente en el pueblo”, reza nuestra Constitución pero es letra muerta. La clase política ha renunciado a representar el interés popular.  Los gobiernos neoliberales han erosionado los contenidos de los programas educativos hasta producir, en términos generales, una masa acrítica incapaz de cuestionarse su propósito en la vida. Han demostrado que es posible elevar los años de escolaridad y disminuir las capacidades humanas. La fórmula ha sido corromper a los actores de la educación, disminuir los recursos, abandonar la enseñanza de la comprensión de lectura, restar importancia a la lógica y desaparecer de los programas a la filosofía. 

La clase política y el poder judicial han encarecido la posibilidad del cambio a través de las urnas implementando descarados fraudes electorales, y ha llegado a la desvergüenza de convalidar la compra del voto al bajo precio de la necesidad. 

Es tiempo de organizarnos con imaginación para enfrentar al régimen que padecemos. Está en juego nuestro futuro y el destino de las nuevas generaciones.

Congreso Popular

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